
La visión del cielo nos corresponde plasmarla en la tierra y su forma es desarrollar a plenitud el Arte de Vivir. Ver, con base en lo descrito, es entonces mucho más que un acto óptico o una función corporal de los sentidos.
En realidad, se trata de una capacidad psíquica anticipatoria que el cerebro procesa con la ayuda del tacto, del oído, del olfato y del gusto.
Abrir los ojos a la vida está por tanto, irremediablemente vinculado a la experiencia sensorial y a la transformación de la misma en imágenes mentales, cuya nitidez dependerá de no estar asociadas a eventos o situaciones del pasado que las permeen.
Por esto mismo es que resulta adecuado afirmar que ver también trae consigo ponerse en marcha, actuar y avanzar hacia el logro.
Sin embargo, la pregunta que nos asalta es como no mezclar las imágenes nuevas con las almacenadas en la memoria de lo experimentado.
Por esto mismo es que resulta adecuado afirmar que ver también trae consigo ponerse en marcha, actuar y avanzar hacia el logro.
Sin embargo, la pregunta que nos asalta es como no mezclar las imágenes nuevas con las almacenadas en la memoria de lo experimentado.
Preservar la novedad de lo que llega, sin mezclarlo con el registro de lo que había es
La garantía del éxito, en dicho ejercicio. Cuando esto no se lleva a cabo, la frustración se entremezcla con la sensación de fracaso y al proyectarlo se caminará precisamente en la dirección que este ofrece. En un primer momento el término fracaso no existe, pero su visualización mental conduce a él y el significado del término cobra vida.
Una visión es entonces anticipo al infinito abanico de posibilidades que lo real contiene y que yo elijo transformar en mi propia realidad.
Si veo dibujado el gozo, ya estoy dándole corporeidad y desde lo sensitivo acaecimiento u ocurrencia y esta es la verificación que ya he llegado. Los ojos nos transportan mucho antes que el gusto, pero el ojo viaja a través de la piel para que sea la mirada, la encargada de llegar primero. Con la observación aguda y confiadas se antecede al logro.
Ante un conflicto que se presente en forma repentina, yo puedo rápidamente ver en qué forma superarlo y todo se remediará.
Esto no es mera fantasía, o simple imaginación… Las imágenes contienen el poder de la intención, único que contiene la fuerza necesaria para modificar la realidad, esa que yo mismo creo como marco para mis elecciones, decisiones y actuaciones. Esas imágenes, llenas de fe llamadas a plasmarse y cobrar forma.
La experiencia religiosa trasciende a las creencias y los dogmas que en muchas ocasiones con ellas se generan, para expandir esa capacidad de atraer todos los factores que puede mover las montañas. El significado entonces de fe, es visión interior, pero no cualquiera sino la que te da la confianza suficiente para alcanzar todo lo que te propongas y luego hacer de ella una constante vital permanente como la que un entrenador le comunica a su equipo; lo mismo que un general hace con su ejército y un maestro con sus alumnos.
Lo que coloquialmente llamamos buena suerte, no es más que total confianza en uno mismo. Así, no hay mejor regalo que ofrecer confianza a todo lo que nos rodea alguien.
Cuándo alguien te dice de verdad, desde el sentimiento, que confía en ti, algo poderoso se despierta y una vez sucede, la tarea de cada uno es aprender a encender esa llama por sí mismo…
Caer, entonces, tiene otra connotación, ya que se convierte en una falsa imagen, igual que la de las equivocaciones o la de aquello que según nosotros ha salido mal.
En manos está poder revertir, todo y en vez de tirar la toalla, conseguirlo. Rendirse en este contexto sería igual que traicionarse a uno mismo. De manera que nos corresponde generar nuestra fe, aprendiendo a confiar en nosotros creando continuamente las imágenes nomás elevadas de nuestra mejor versión y así conseguir como resultado clave, nuestro propósito de vida y su legado.
Los errores, no serían más que estímulos cuando de hacerse más fuertes se trate.
Lo que no se ha logrado alcanzar y nos hemos empeñado por muchos años, se podrá conseguir en un instituto con la imagen precisa, si has conseguido mantener la confianza intacta, y claro, trabajar con todo lo que tienes y puedes, entregándolo todo.